miércoles, 28 de mayo de 2008

Palabras de agradecimiento en el homenaje

“El mayor espectáculo es un hombre esforzado luchando contra la adversidad; pero hay otro aún más grande: ver a otro hombre lanzarse en su ayuda”.


Esta frase de un escritor inglés contiene una gran verdad. Yo lo sé porque he podido contemplar las dos partes de la proposición.


He visto, porque el destino así lo ha querido, cómo se vive contra la mayor de las adversidades. Lo he visto porque lo he vivido y aun hoy lo vivo, y lo viviré mientras me queden fuerzas.


Pero si de algo puedo sacar una lectura positiva, es que la adversidad me ha permitido conocer a unas pocas personas excepcionales.


En este mundo, como bien sabéis, hay de todo. Y seguramente sabéis también que las grandes cosas son bienes escasos.


No diré que he encontrado mucha gente mala, porque seguramente no sería cierto, pero más cierto es que he encontrado mucha gente que da justo y poco más.


Decía Einstein que “la vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa”. Y lo cierto es que la vida está llena de gente que observa y contribuye lo justo que le dicta la obligación. La obligación moral y la obligación laboral.


Luego hay un puñado de personas de las que sólo podría decir cosas favorables. Son aquellas personas que se esfuerzan, que aportan todo su conocimiento, que ponen toda la carne en el asador.


Son las personas que han adquirido un compromiso ético, moral y profesional con los demás. No son muchas, pero hacen mucho bien. Son las personas a las que agradecemos sinceramente que estén a nuestro lado.


No podemos pedir de ellas mucho más, porque nunca faltan al deber ni escatiman la dedicación. Son generosas en su esfuerzo y comprometidas en su tarea.


Pero hoy ni siquiera hablamos de ese tipo de personas, porque Fran no es de esa categoría.


Y es que hay personas que dan lo que los demás ni siquiera tenemos derecho a pedir. Si he de ser sincera no hay muchas, posiblemente la mayoría de la gente no conozca ninguna, porque no viven en la vida corriente.


Hay que sumergirse en la vida más adversa para encontrar estas personas singulares, que nos ofrecen, como decía al principio, el especial espectáculo de un hombre o una mujer viviendo para ayudar a los demás.


No son personas que cumplan escrupulosamente su deber, sino que son personas que han hecho del deber un compromiso vital.


Son personas de las que no se espera que lo den todo, porque eso es una certidumbre. Son personas que dan todo lo que se espera y nos sorprenden dando más. A este grupo de personas pertenece Fran.


Alguien dijo que ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad. Es algo cierto porque Fran ha irradiado siempre felicidad, alegría en todos sus actos, y esa carga terriblemente positiva sólo puede nacer de un compromiso íntimo.


En este mundo actual, donde todo tiende a deshumanizarse, donde la Sanidad cada vez está más tecnificada, donde la superespecialización es la tónica, y donde se encumbra a los expertos, a los amos de la técnica, hay un enorme vacío de calor humano.


Cuando en una persona confluyen la calidad profesional y el compromiso personal, podemos asegurar que nos encontramos ante alguien excepcional. Todos sabéis que ese es el caso de Fran.


Y si ya es meritoria y digna de agradecimiento cualquiera de las dos facetas –la de profesional excelente y la de persona comprometida-, la fusión de ambas da lugar a un ser humano que es un regalo para la comunidad.


El problema es que Fran ha llenado con su presencia, con su energía, con su alegría y con su dedicación, un espacio enorme, un espacio que ahora va a quedar vacío y que no va a ser fácil de llenar.


Ella se merece un descanso, quizás más que nadie, porque ha dado más que nadie también. Y a todos nosotros no debe cegarnos el egoísmo, porque sé que todos nosotros lamentamos que se jubile.


Pero tenemos que intentar, si es posible, pensar como ella pensó en nosotros siempre, con total generosidad, y aunque sepamos que las cosas ya no serán iguales, porque nos queda su ausencia, tenemos que devolver su generosidad con gratitud, y pensar que ahora Fran va a disfrutar de muchas cosas a las que ha renunciado, durante tanto tiempo, por entregarse a los demás mucho más allá de lo que nadie pudiera haberle exigido.


¡Ojala las facultades formasen profesionales como ella!. ¡Ojala mañana tuviéramos entre nosotros un nuevo o una nueva Fran, que ocupase su espacio!, pero eso es pedir lo imposible.


Porque la ciencia se enseña y se transmite, pero ¿cómo se enseña la entrega?, ¿cómo se enseña el compromiso, y cómo el amor o la ilusión?. Eso no se enseña, eso nace de dentro de la persona, y, lamentable es decirlo, nace dentro de muy pocas personas.


Por eso, Fran, sé que te echaremos mucho de menos. Sé que te echaremos de menos mucho más de lo que crees. Y no te lo digo por cortesía, créeme, te lo digo con todo el egoísmo del mundo, con el egoísmo de una madre que quiere lo mejor para sus hijos, y que hoy tiene sus sentimientos enfrentados.


Porque no puedo menos que reconocerme afortunada, como todos los que están aquí, de haber tenido a alguien como tú al cuidado de los nuestros, pero hoy también me siento muy triste, porque sé que te vamos a echar en falta y que tu hueco quizás no acabe de llenarse nunca.


Fran, hay gente que cuando su vida profesional se acaba hace balance. Algunos, los mejores o los más afortunados, cuentan sus riquezas y ven el gran rédito de sus triunfos; pero sólo unos pocos, muy pocos, como tú, tienen su casa llena de algo que es mucho más importante: de montañas de gratitud, de sonrisas de niños, de padres, como yo, agradecidos, y eso sí que de verdad -y no las riquezas ni las posesiones- justifica una vida.


Gracias por todo, Fran, que la vida te devuelva al menos un poco de toda la alegría y la felicidad que has dado, no se me ocurre un deseo mejor.


María José Rivas Ruíz

lunes, 26 de mayo de 2008

Fotos del homenaje (23-05-08)


Animaros a enviar vuestras fotos de ese día inolvidable



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miércoles, 23 de abril de 2008

Homenaje a Fran

¡Cuanto debemos a Fran!



¡Eres mucho más que una fisioterapeuta!


Mucha sabiduría, mucha entrega, mucha simpatía, mucha empatía, muchas horas... ¡mucha humanidad!.

¡Muchas, muchas gracias, querida Fran!



El homenaje se celebró en el Restaurante Río Sardinero (antiguo Rhin) el 23 de
mayo de 2008 a las 20,00 h.


No hay homenaje que pague los desvelos y atenciones de Fran. Sabemos que estamos, y siempre lo estaremos, en deuda con Fran.



María José Rivas Ruíz:
mjoserrr@hotmail.com


o a Gregorio Gil Rivas:
macgregor_6@hotmail.com

También podéis escribir en este Blog (abajo en los comentarios) vuestros textos destinados a Fran.


Os recomendamos la lectura de esta página sobre Fran.